Yo siempre digo que lo que pasa en la jungla, se queda en la jungla. Atentos, porque la jungla hoy se anima a contaros una historia.
Se llamaba Britney.
Una amiga celebraba si cumpleaños en Halloween y todos estábamos en el corral de un amigo, junto a la casa de éste, él se llamaba Peter.
Yo había preferido abstenerme a beber alcohol; aunque confieso que se acabaron los vasos y aún me arrepiento de no haber sido más rápida.
Acabábamos de llegar y yo saludaba a la gente; Peter, Harry, Vicent, Victoria, Vanny, Cesha, Paul y Christine. Yo venía con Cariny. Ella estaba saliendo con Harry; Cesha quería liarse con Vicent. Yo suponía que Paul y Christine buscarían intimidad en alguna habitación de la casa de Peter y Vanny esperaría a Eddie.
Típico, las parejas se meterían en las habitaciones para darse el lote... completo.
Victoria estaba con Abby y Britney. Sí, la Britney de esta historia. Me acerqué para saludarlas.
Tras saludos y presentaciones todo el mundo comenzó a beber. Las horas pasaban y sólo se veían flashes y cámaras, se oían gritos por encima de la música; lo normal en una fiesta... hasta que Britney me llamó la atención, me acerqué a ella para saber qué quería de mí y me pidió que la acompañara al cuarto de baño, acepté ya que es normal que dos chicas se vayan juntas al baño.
Al entrar, mientras ella hacía sus necesidades, yo me peinaba un poco el cabello, recogido en un par de coletas.
Nunca sabré cómo llegó a salir el tema de las parejas, si comenzó ella, o yo. Pero había oído a Cesha comentar sobre cosas que hacer antes de morir, como liarse con una mujer, para saber qué se sentía... y lo mencioné; ella me miró y dijo, para mi sorpresa; "Yo también".
Ambas nos miramos durante un momento, yo era heterosexual, tenía claro que no era lesbiana, pero podía haber una pequeña posibilidad de ser bisexual.
Miré a Britney de arriba a abajo, era guapa, tenía el cabello negro-pelirrojo; sí, tintado. Unas caderas algo anchas, pero no estaba gorda, sólo cadera hacia abajo, piernas rellenitas. De todas formas si no quería podía dar la vuelta y abrir la puerta, pero, sin saber por qué, yo quería liarme con Britney, saber lo que se sentía al liarse con alguien de tu mismo sexo.
Y, con solo una mirada, ambas aceptamos.
Salimos del cuarto de baño y subimos escaleras arriba, sin hacer ruido entramos en la minúscula habitación en la cual yo había dejado mi mochila al ponerme mi disfraz, por si nos pillaban con el cerrojo echado teníamos la escusa de buscar algo en mis pertenencias.
Echado el cerrojo y apagada la luz, Britney me agarró por la cintura en la oscuridad y se tumbó, con mi cuerpo sobre el suyo, en una cama. Mientras caíamos sobre la cama nuestros labios se encontraron, dando paso a una fusión eléctrica que nunca había experimentado en mí.
Britney besaba salvajemente, pero realmente bien, ningún hombre me había hecho desear tanto una fiereza inimaginable, era raro, sabía que la besaba a ella, sabía que era una mujer como yo, pero me gustó, y por el ansia de los besos de Britney y la forma en la que su mano se deslizó por mi pierna, desnuda por el camisón que llevaba, supe que a ella también le gustaba. Hubo un momento en el que Britney me agarró del trasero y gimió contra mi boca ¡oh, Britney! Me sobresalté al oír que alguien llamaba a la puerta.
Me levanté rápidamente, Britney me imitó, saqué mi teléfono móvil y simulé hablar con mi madre, Britney encendió la luz y abrió la puerta, era Peter; mi escusa funcionó y bajamos de nuevo al corral. Desde aquel día supe que era bisexual, y creo que Britney también.
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