sábado, 5 de enero de 2013

Evelynn Careway's life. Capítulo Sexto

- ¿Adónde vamos? - Me preguntó Gerard con voz impaciente.
- ¿Siempre tienes que preguntarlo todo? - Le respondí con otra pregunta.
- ¿Por qué me contestas con una pregunta? - Me dijo, indignado.
- No soy la única - le miré de soslayo.
- No has respondido a mi primera pregunta - Gerard entornó los ojos.
- A la biblioteca - puse los ojos en blanco -. Y antes de que me preguntes para qué, es para consultar algo sobre antiguos mitos vampíricos.
- ¿Esas cosas vienen en libros de la biblioteca? - Gerard se quedó anonadado.
- Sólo si las busca la persona adecuada - sonreí al ver el enorme edificio que era la biblioteca.
Mientras Gerard deambulaba por la biblioteca como un niño perdido, encontré el libro que andaba buscando. "Mitos y leyendas vampíricos", ese era el nombre que adornaba las pastas del libro.
Comencé a pasar las páginas, leyendo los títulos de cada mito, de cada leyenda, hasta dar con la que buscaba. Por fin la encontré.
- La leyenda del humano vampiro poderoso - susurró la voz de Gerard por encima de mi hombro.
Sobresaltada, di un brinco y le solté un bofetón a Gerard, éste retrocedió como un animal, aterrorizado, se llevó la mano a la ardiente mejilla.
- Lo siento - murmuré, la expresión de Gerard era de sorpresa.
Le contemplé alejarse aún con la mano en la cara, mientras me fulminaba con la mirada e intentaba no reírme. Volví a fijar la vista en el libro. Comencé a leer la leyenda.
"Un humano nacido de una vampira, poseedor de un don altamente sobrenatural, incluso para la raza de los no-muertos." 

"Se llevará a cabo un ritual en el que el humano pasará a ser un Hijo de la Noche." 
"Guiará y liderará el clan más poderoso." 
"Poderes extraños, nunca vistos; caminar bajo el sol, procrear una nueva raza de vampiros, descendencia..." 
"Su compañera poseerá los poderes."
Madre mía, ¿todo eso iba a hacer Gerard si se convertía en vampiro? Tenía que impedírselo, si el muchacho se enteraba de ello, no sólo no querría ser un vampiro, estaría encantado. Me llamó la atención un párrafo.
"Poder de convertir vampiros en humanos, únicamente mujeres. El sujeto no deberá ser un vampiro, copulará con la vampira, la morderá al amanecer y ella volverá a ser lo que una vez fue, humana."
Un momento, podría volver a ser humana, y el podría ser humano sin necesidad de convertirse. Un sentimiento muy extraño me envolvió. Aprovecharme de Gerard. Leí y memoricé todos los pasos que debía seguir. Quería volver a ser humana, podría vivir la vida que nunca tuve, la vida que me arrebataron.
Aunque me dolía, no me aprovecharía de Gerard sin contárselo, podía pedirle que me liberase y convertirse él. Incluso después podía marcharse con lady Heras o con quien le diera la real gana. Sólo tenía que pedírselo, cuando llegara el momento.

Suspiré y cerré el libro de golpe. Gerard, creo que me estaba encariñando con él, como me encariñé con Richard. Ladeé la cabeza, atontada. ¿Qué tenían ellos dos? ¿Qué sensación tenía yo, que estaba obligada a protegerlos?
Suspiré de nuevo antes de dejar el libro en su sitio, giré sobre mis talones y busqué a Gerard con la mirada. Lo encontré hablando con la bibliotecaria, un rubita joven, que no tendría más de diecisiete años, la cual coqueteaba con Gerard vistosamente, él simplemente eludía sus indirectas.
- Aquí esta mi novia - soltó Gerard cuando llegué junto a ellos. La chica emitió un gemido de enfado y me miró algo mal.
- Vuelve a mirarme así y te parto una silla en la cabeza - le dije a la chica con la voz más fría posible.
- Cariño, no seas antipática - Gerard pasó un brazo por mis hombros. La muchacha retrocedió.
Le dirigí una mirada asesina y me aparté de él para salir de la biblioteca. Gerard se despidió de la chica, la cual no hacía más que mirarme aterrorizada, y salió detrás de mí.
- Hey, ¿qué pasa? - El muchacho se puso a mi lado -. Si ha sido gracioso.
- No estoy para bromas - era cierto, si hubiera estado de humor, le hubiera seguido el juego, pero tenía en mente ser humana, tenía en mente a Gerard y a Richard.
Gerard no dijo nada y se limitó a quedarse en silencio, caminando a mi lado. Agradecí su silencio, porque no quería discutir, y menos aún con él. No podía dejar de pensar en todos los problemas que tenía; Lady Heras, Alphonse, Botiche, el mito del vampiro y las ganas de ser humana aprovechándome de Gerard.
Al cabo de un rato, Gerard y yo llegamos de nuevo al bloque de pisos, subimos la escalera en silencio, y así continuamos al entrar.
Me dirigí a mi habitación sin preocuparme de lo que hiciera Gerard, cerré la puerta, sumiéndome en la oscuridad y dejando que el frío del cuarto me envolviera completamente. Me eché sobre la cama y enterré la cara en las manos.
No había llorado desde la muerte de mi madre, ni siquiera lloré con la muerte de Richard, pero iba a llorar, notaba el calor de las lágrimas. Era raro, una fría vampira que lloraba lágrimas calientes, el hombre que me convertió me obligó a no llorar nunca, me pegó para que no llorase, pero era la primera vez que iba a llorar desde que aquel hombre me "educara".
Reprimí el sonido del llanto, o por lo menos lo intenté, pero no pude. No pude reprimir nada. Me sentía como una idiota, un monstruo que no hizo nada por salvar a su madre; un monstruo que dejó que su amado muriera y no se quitó la vida por ello, ni lloró por él; un monstruo que quería aprovecharse de un muchacho para recuperar la humanidad.
Así era yo.
Seguí llorando y ahogándome con mis lágrimas, ocultando el rostro tras mis manos. Oí que la puerta de la habitación se abría lentamente.
- ¿Eve? - Susurró Gerard, con la voz preocupada.
- Márchate - mascullé, con la voz ahogada.
Gerard no se marchó, oí que se acercaba a la cama y se sentaba a mi lado. No podía mirarle, no quería que me viera así, nadie me había visto llorar, sólo aquel hijo de puta que mató a mi madre, pero no vivió para contarlo.
- Eve - dijo Gerard, junto a mí. Me alejé de él, tumbada en la cama, no quería mirarle -. Evelynn.
Había dicho mi nombre completo, con una voz tan suave y cálida que no pude reprimir mirarle. Me giré y me quedé petrificada, Gerard tenía la mirada más dulce que había visto en mi vida, ni Richard me había mirado así.
Gerard me rodeó con sus grandes brazos y, aunque yo tenía más fuerza que él, no me resistí y dejé que me acercara hacia él y me abrazara fuerte. Gerard era cálido, supuse que debía estar pasándolo mal porque yo era más fría que el hielo, pero pareció no importarle.
Enterré la cara en el pecho de Gerard y sollocé, sin saber por qué, ya que no podía llorar con alguien, pero él tenía algo especial, algo que me hacía sentirme bastante bien. Gerard apretó aún más su abrazo y le abracé yo también, apretándome contra él.
- Evelynn - susurró Gerard a mi oído -. ¿Qué te ocurre? ¿Por qué lloras?
Alcé la cabeza y Gerard me pasó una mano por la mejilla, apartándome las lágrimas, y pude ver su cara de desconcierto cuando notó que estaban calientes.
- Aún hay algo humano en ti - me dijo.
Negué con la cabeza, él me levantó la barbilla y me miró a los ojos. Asintió con la cabeza y posó sus labios sobre los míos, dándome un suave beso, no pude evitar seguirle. Era tan cálido... Gerard me abrazó, pasándome las manos por la espalda, acariciándome lentamente, pero noté que mi cuerpo se calentaba y me asusté, separándome de él.
- ¿Qué pasa? - Gerard me miró sobresaltado.
Me miré las manos, estaban ardiendo. Estaba caliente. ¿Cómo era posible? ¿Eso quería decir que el mito era cierto? Miré a Gerard de hito en hito.
- Puede ser... - mascullé, mirándole a los ojos.
- ¿Qué puede ser? - Gerard me puso las manos en los hombros.
Tranquilicé a Gerard y me decidí a contarle y explicarle mi encuentro con Lady Heras, lo que Alphonse me había dicho y el mito del vampiro, omitiendo la parte en la que debería volverme humana.

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